El poder de las madres: construir

Bogotá, mayo 29 de 2025. Nada se compara con el poder de una madre. Y en el Metro de Bogotá estamos orgullosos de ellas. Martha Lucía Neira es madre de dos hijos, profesional en formación y pieza clave del equipo de seguridad y salud en el trabajo en la Línea 1 del Metro de Bogotá.

Tiene 35 años, y cuenta con ocho años de experiencia en el sector, está a punto de recibir su título como ingeniera en seguridad industrial e higiene ocupacional. Pero más allá de los logros académicos y laborales, su historia es una declaración de principios: las madres construyen, lideran y transforman en todos los ámbitos y desde el primer momento.

“Llegué hasta aquí por mis ganas de salir adelante y por la berraquera de una mamá, de la mía, que siempre me empujó a creer en mí. Empecé trabajando en un call center, con mi hija mayor en mis brazos, y con la ayuda de mi mamá, por supuesto. Me formé como tecnóloga y hoy estoy terminando mi carrera profesional, con mi hijo menor en mis brazos”, agregó Martha.

No ha sido fácil. La doble jornada —la del hogar y la del trabajo— muchas veces se multiplica. Cada decisión, sacrificio, desvelo, la ha traído hasta donde está: una obra que no solo levanta columnas de concreto sino historias como la suya, que sostienen el presente y el futuro de Bogotá.

“Tengo mi corazón partido en tres: una parte está aquí, en la obra, donde trabajamos todos los días por una ciudad que se mueve mejor; otra está con mi hija mayor, en su colegio; y la tercera, en casa, con mi hijo menor, con mi familia. Eso me mueve, me da fuerza, y me hace sentir una mujer poderosa”, indica. 

Esa convicción se siente en cada palabra, en cada paso que da con el casco puesto y el compromiso firme. Martha representa a las miles de mujeres —y en especial a las madres— que rompen estereotipos y participan con determinación en los grandes proyectos del país.

“Ser mamá no me ha limitado. Al contrario, me ha dado un propósito más grande. Porque cuando construyo aquí, en esta obra, también construyo para ellos, para mis hijos. Y para una ciudad entera que verá los frutos de este esfuerzo”.

Su mensaje es directo, poderoso, sin adornos: “El poder que tenemos como madres es ilimitado. Las ganas de forjar un futuro mejor para nuestros hijos nos da una fuerza que no se acaba. A las mujeres que están allá afuera, luchando cada día: créanselo. Somos valiosas, y lo que hacemos transforma hogares, empresas y ciudades.”